Cada día que amanece, al despertar, y antes de levantarme de la cama, doy gracias por la vida que me llena.
Es un gesto muy simple y que no cuesta nada, pero que lo dice todo:
¡Gracias!
Cada día que amanece, al despertar, y antes de levantarme de la cama, doy gracias por la vida que me llena.
Es un gesto muy simple y que no cuesta nada, pero que lo dice todo:
¡Gracias!