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Terapia Psicológica

Hacer Terapia Psicológica conmigo

MI ORIENTACIÓN

Mi orientación es humanista, integradora, y muy ecléctica en cuanto a la metodología, las técnicas, los enfoques… con énfasis en las terapias de tercera generación y humanistas y fundamentalmente llevo a cabo una psicoterapia breve.

Ser ecléctico me permite estar abierto a casi cualquier método/técnica que me permita acompañarte.

Considero que la relación terapéutica, el vínculo cliente – terapeuta, ocupa un lugar fundamental en el éxito de la terapia, siempre partiendo de una base tanto de conocimientos como de experiencia vital como bagaje del terapeuta.

EL LUGAR

El lugar dónde vamos a encontrarnos es muy importante…

Por eso he intentado crear un ambiente acogedor, íntimo y que genere confianza, que sea agradable, cómodo, que invite al diálogo distendido, a minimizar el conflicto, a mostrarse relajado y sin tensiones…

Mi sala es verde, ya lo ves… Me gusta el color verde, porque me transporta a la Naturaleza, a los bosques y a las montañas, allí donde más libre y feliz me siento…

 

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Quiero estar feliz y no lo consigo

Quiero estar feliz… lo tengo todo, pero nada me es suficiente

Una joven ‘odia’ que llegue la noche porque sus pensamientos no la van a dejar dormir.

Tiene unos padres que se lo han dado todo.  Estudia en la universidad. Tiene novio y goza de buena salud. Sin embargo, no para de preguntarse por qué cree no caerle bien a la mayoría de la gente. Es más, siente que cada vez que habla se van a reír de ella o va a creiticarla a sus espaldas.

Hay días que no sale de la cama, e incluso ni come.

También le gustaría ser mas cariñosa con sus padres pero no le sale.  Sólo les habla mal,  todo le irrita.

Sólo le da cariño a su novio, pese a que ella cree que él no la volora (ha tenido que perdonarle varias infidelidades), y piensa que la gente se ríe de ella por ‘cornuda’. Cree que que lo mejor sería dejar la relación, pero no puede, pues sólo se ríe y se siente bien con él, por quien sufre de celos ‘que se le comen’ cuando no está.

Piensa que no se quiere a si misma.  Que nadie la elegiría frente a cualquier otra persona. 

Y en verdad no tiene apenas amigas, y la mayoría cree que están con ella por mero  interés.

Se siente muy cansada,  no le gusta ‘ser así’,  pero no sabe cómo cambiar…

Oculta todos estos pensamientos y sentimientos y camina por la vida ‘de chica dura’ a la que nada le importa y todo le va bien…

Quiero estar feliz, ¿un deseo bien establecido?

Leyéndote me llega de ti como si te hubieras construido (por las razones que sea) una pesada armadura de dureza y desinterés, para protegerte de tu quizás falta de autoestima y escasa valoración. Esa armadura que tal vez hace tiempo te sirvió, incluso bien, no te está sirviendo ahora y te está causando más problemas que beneficio.

Sería interesante empezar a trabajar el ir deshaciéndote poco a poco de esa armadura, para empezar a mostrarte como realmente eres en el fondo, aunque quizás hasta tú misma lo hayas olvidado a estas alturas…

Desprenderse de la armadura defensiva no te va a resultar fácil, y hay que hacerlo poco a poco y poniendo mucho cariño hacia ti misma. Clic para tuitear

No deberías hacerlo sola, sino acompañada de un/a profesional.

Tomar tu lugar en el mundo, poner límites con firmeza a las personas y conductas tóxicas para ti, e incluso alejarte de aquellas en las que estés desplegando un maltrato evidente hacia ti misma.

Y mostrar tu vulnerabilidad a las personas que te quieren, con lo que inspirarás en ellas ternura y deseos de ayudarte, y no rechazo.

Cuando empezamos a dar vueltas en nuestra cabeza a ideas que ponemos en los otros y son nuestras, como si tuviéramos un lector del pensamiento en nuestro cerebro, lo mejor es parar, respirar, conectar con nuestro dolor, miedo, vergüenza… y PREGUNTAR A LA OTRA PERSONA de forma clara, directa y sin hostilidad, hablándole desde nuestro sentimiento.

¿Te animas a venir a verme, y hablamos?

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Conflicto con los hijos con la vuelta a casa

 

Conflicto con los hijos cuando vuelven a casa tras un peridodo de tiempo fuera del hogar familiar

Vuelve, a casa vuelve…

Mi hijo vuelve a casa… ¡Socorro!

Vuelvo a casa de mis padres… ¡Socorro!

¡¡¡Conflicto con los hijos!!!

Ultimamente me estoy encontrando con numerosos casos de personas que, tras haber pasado un cierto periodo de tiempo estudiando o trabajando en otra ciudad e incluso en otro país, regresan a su ciudad de origen para vivir de nuevo con sus padres y hermanos en el hogar familiar.

Se trata por lo habitual de jóvenes que han estudiado su carrera completa, o parte de ella, en universidades alejadas de la casa de su infancia. Y ahora retornan para continuar estudiando, o comenzar a trabajar; pero se da también el caso de personas más maduras que, en por circunstancias sobrevenidas (se vieron obligadas) o voluntarias (lo decidieron ellas libremente) se marcharon de casa para buscar empleo en el extranjero, y que han decidio retornar porque sus condiciones laborales cambiaron (finalizó su contrato sin posibilidad de renovación, o no encuentran un trabajo que satisfaga sus expectativas, etc.)

En cualquiera de los casos, me encuentro con:

  • Un hijo que, tras adquirir cierto grado de independencia y autonomía, de ‘hacer su vida’ como adulto responsable, con capacidad de decisión libre, que prosiblemente haya madurado en muchos aspectos de la vida, se rencuentra con sus padres, y con ellos sus normas, sus reglas del juego, sus condiciones… y su visión del hijo pródigo como eso, como un hijo: el hijo que dejó el nido, y no el adulto que a él regresa.

 

  • Unos padres que, en lugar de sentir que recuperan al hijo ‘perdido’, tienen la sensación de que en casa ha entrado un extraño al que apenas reconocen, que genera conflictos, no coopera y ‘va a la suya’.

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