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Emociones una guía interna

Greenberg L., EMOCIONES UNA GUÍA INTERNA. Cuáles sigo y cuáles no. Sexta edición. Madrid: Desclée De Brouwer; 2005.

El apoyo social constituye uno de los elementos más importantes para la salud.”

Leslie Greenberg

 

Durante mucho tiempo las personas se han sentido inseguras respecto a cómo afrontar su emotividad. Uno de los grandes dilemas que cada uno de nosotros necesita resolver, a medida que crecemos, es cómo tratar con nuestras emociones.”

Leslie Greenberg

 

Situación

El presente libro objeto de recensión, Emociones una guía interna, constituye, a juicio del propio autor, “…un texto psico-educativo…” que será útil al lector para “…aprender cómo utilizar sus emociones a modo de guía interna.” (p.21).

Personalmente, ya en el mismo Prefacio me llama la atención el hecho de que Greenberg destaque la importancia de “…el apoyo empático y la validación de otro ser humano…” (p.21) y el encontrarse “…en un buen momento de aprendizaje.” (p.22) (haciendo referencia a un cierto equilibrio emocional) a la hora de aprender a tratar con las emociones propias, y a raíz de ello concluya que “El apoyo social constituye uno de los elementos más importantes para la salud.” (p.22).

Como he comentado en alguna ocasión, el individualismo del que yo partía de base se me fue desmoronando conforme avanzaba en mi propio desarrollo personal: el individuo nace, crece, vive, se desarrolla y muere en el seno del grupo humano que lo acoge en su ambiente como si de un matraz alquímico se tratara, y es en dicho contexto relacional donde todo acaba cobrando sentido, como seres sociales.

Quizás sea cierto entonces que la individualidad no es más que una ilusión, maya, un engaño de nuestra mente… Sea como sea, la cuestión es que en cuanto ‘tocamos al individuo’ acabamos volviendo al grupo, a la relación humana.

En cuanto a la revisión, no será exhaustiva, no pretende ser a modo de resumen, sino que  sólo se hará referencia a aquellos aspectos del texto que durante su lectura más me hayan llamado la atención, que he considerado más interesantes para mi aprendizaje, con los que he resonado o me han reflejado algún aspecto propio que deba trabajar. Los comentaré, destacaré, o tan sólo citaré… en función de la aclaración que precise hacerse sobre ellos, o del grado de afectación que me supongan.

Y si quieres que te acompañe en tu camino, de una forma más presencial, cara a cara, contacta conmigo.

Emociones una guía interna

Sección I: Nuestras emociones

 

1.- Introducción

 

El dilema de la emotividad

“Uno de los grandes dilemas que cada uno de nosotros necesita resolver, a medida que crecemos, es cómo tratar con nuestras emociones” (p. 29)

Coincido plenamente con la visión del autor en cuanto a la  “escasa cantidad de tutela explícita que recibimos para esta tarea tan compleja.” (p. 29).

A mi modo de ver, la educación formal institucionalizada adolece de un intencionado, interesado, premeditado y planificado abandono de los aspectos educativos que mayor relevancia pueden suponer para el desarrollo de las personas como seres humanos completos. En detrimento de la formación humanística, el imperio de la ciencia y la razón se ha impuesto durante décadas como martillo de herejes, herramienta especializada en la clonación de individuos perfectamente preparados para integrarse en una sociedad capitalista, consumista e industrial…

Hoy día, al menos desde los años ochenta en España, la cadena ¿educativa? escuela-instituto-universidad (como fábrica de operarios y cuadros de mando), ha dado paso a una iglesia evangelizadora de principios ideológicos, a un laboratorio de ingeniería social: no deja de ser el mismo perro con distinto collar. El caso es que ingresamos como ciudadanos en la sociedad tras pasar por las lavadoras de cerebros que unifican voluntades, valores y metas.

El primer perjudicado es el educando, que no adquiere las competencias, ni se adiestra en las necesarias habilidades, fundamentales para su propio desarrollo ni para la adecuada interrelación con otros seres humanos. Sólo en aquello que el sistema entiende como imprescindible para su pervivencia ad infinitum. Y al fin y a la postre, la sociedad entera se ve afectada.

Así, lo que aprendemos sobre las emociones, lo hacemos por aprendizaje vicario o por experiencia propia, y lo poco que se nos transmite desde padres, profesores, otras figuras parentales y familiares, e incluso por los iguales, y todo ello está contaminado por creencias, prejuicios, experiencias de terceros, condicionamientos sociales…

 

La emoción moviliza y la razón guía

La gran mayoría de nosotros nos encontramos en el mundo sin un adecuado aprendizaje sobre la gestión de nuestras emociones. La tradición filosófica e intelectual de Occidente ha tendido a separar razón de emoción, como términos dicotómicos, enfrentados, opuestos e incapaces de cohabitar en nuestro seno de forma adaptativa.

Y a pesar de que algo hemos ido avanzando desde dichas posturas, la lección de nuestro mundo hoy día se resume en que “…la inteligencia emocional implica que nuestras emociones nos movilicen y que nuestra razón nos guíe. Integrar la cabeza y el corazón supone que la acción incitada por la emoción sea razonada.” (p. 32)

 

El sí-mismo dividido

De lo anterior se deduce que “…nos hemos vuelto seres divididos. Tenemos dos mentes que no se llevan bien.” (p.32)

Acostumbramos a imponer la mente racional sobre la mente emocional en todos los aspectos de nuestra vida, a inhibir ésta, a reprimirla de modo tal que terminamos por considerarnos seres unidimensionales, y perdemos la noción real de nosotros mismos.

…solamente nos encontramos plenamente con nuestra emotividad en el ámbito privado de nuestro mundo interno, en la corriente interna de conciencia, en nuestras ilusiones y reacciones íntimas.” (p.35)

…ser humano significa vivir emocionalmente, experimentar grandes cambios y oscilaciones de sentimientos y estados de ánimo en respuesta a la vida cotidiana…” (p. 35)

 

La separación

En este apartado el autor intenta hacernos entender la separación que sufrimos de nuestro ser,  mediante el metafórico diálogo interno entre dos aspectos de nosotros mismos: la polaridad perro de arriba – perro de abajo, díada fundamental en Terapia Gestalt y en la obra de Perls.

Aprender a integrar estas dos corrientes de conciencia en una armonía de auto-aceptación es una meta…” (p. 37)

Existe una razón para que seamos emocionales. Nuestras emociones son parte de nuestra inteligencia.” (p. 37)

Aunque la capacidad de posponer la acción es una característica refinadamente humana, estar separados de nuestra espontaneidad resulta peligrosamente alienante.” (p. 38)

 

Sensibilidad ante las demás personas

La cuestión aquí tratada me tocó en su día de lleno. Habla de lo extremadamente sensibles que somos a las opiniones y acciones de los demás hacia nosotros: su aprobación o no, su crítica, su aceptación, su rechazo, su comprensión… y la facilidad con la que nos sentimos humillados o desvalorizados. Un tema arduo y complejo para mí, en el que todavía camino lentamente y con la ayuda de muletas…

Enlaza a continuación el autor, de forma traída casi que forzadamente, con la relación entre la inteligencia emocional y la creatividad, considerando a aquella como fuente primigenia de ésta. “La creatividad es el ejemplo por excelencia de la integración de cabeza y corazón.” (p. 40). Discutible cuando menos… dado que daría mucho para hablar sobre qué entendemos por  creatividad, sus diferentes expresiones y sus posibles ‘fuentes’ y su relación incluso con ámbitos de la psicopatología.

 

Educación

Se lanza aquí un órdago: la propuesta de un cambio de paradigma en la educación institucional/formal. Admitiendo que no estamos siendo educados en el manejo de nuestras emociones, ¿qué podemos hacer al respecto? ¿Acaso toleraríamos que ‘cualquiera’ instruyese a nuestros hijos en educación emocional? ¿Valdría cualquier programa? ¿No sería necesario crear en primer lugar un ‘entorno emocional’ adecuado (a semejanza de los gimnasios para la educación física)?

 

¿Existe una base de conocimiento acerca del manejo de las emociones?

Enlazando con la cuestión  anterior: “¿Sabemos lo bastante acerca de la emoción como para enseñar a las personas a vivir una vida emocional satisfactoria o sana?” (p. 42)

A juicio del autor: sí, existe. Gracias a los avances de los últimos años en dos campos: por una parte, la investigación y los descubrimientos relacionados con la emoción y el cerebro*; por otra, la creciente comprensión de la emoción desde la psicología** y la psicoterapia***.

En el campo concreto de la Psicoterapia, que a mí particularmente es el que más me interesa, se ha llegado a concluir que (p. 47 a 49):

  • la psicoterapia conduce al cambio.
  • activar las emociones es precondición para poder cambiarlas.
  • la relación segura de colaboración con un terapeuta y la sintonización empática con él, son condiciones previas para trabajar con las emociones.
  • los métodos que ayudan a activar estados emocionales temidos, con el propósito de exponerlos a una nueva experiencia, son importantes para el cambio de esas emociones.
  • para que el cambio se produzca, no basta con hablar de nosotros y de nuestros sentimientos de forma intelectual, sino que debemos experimentar lo que relatamos, con el fin de identificar los problemas a resolver.
  • la creación de un nuevo significado para los sentimientos es básica para el cambio terapéutico: no sólo experimentarlos, sino darles un nuevo sentido. “Lo que marca la diferencia es cómo le damos sentido a nuestra experiencia emocional.” “…sentir nuestros sentimientos en terapia conduce, no a deshacernos de ellos, sino a crear una nueva narrativa con nuevos significados.
  • debemos prestar atención a nuestras emociones, y darles un estatus igual al del pensamiento y la acción.

Coincido plenamente en la importancia de todas estas puntualizaciones.

[*Estudios sobre el sistema límbico; sobre el estrés; sobre la pérdida de emoción en personas con daño cerebral sobrevenido y la incapacidad en la resolución de problemas y en la toma de decisiones; etc.

** Medición de las emociones; establecimiento de emociones básicas innatas; el lenguaje universal de la emoción (universalidad transcultural de la expresión); la estimulación eléctrica o neuro-química de las expresiones emocionales; etc.

*** Establecido que la psicoterapia conduce al cambio, ¿cuáles son los procesos que conducen a ese cambio?]

 

La integración de cabeza y corazón

Incide nuevamente el autor sobre la necesaria integración entre la parte racional de nuestra persona, y la parte emocional: el ser humano no debe guiarse únicamente por la emoción o por la razón, sino que debe sintetizar la información de ambas para lograr una adecuada flexibilidad adaptativa.

 

Enseñar

Realiza aquí Greenberg una breve alegato en defensa de la enseñanza de las cuestiones relacionadas con la emoción, en todos los ámbitos formativos de las personas: en el hogar, en la escuela, en las instituciones religiosas, en psicoterapia…

Me trae a colación el intento de Gardner de fomentar las Inteligencias Múltiples en las escuelas, desde Project Zero en la Escuela de Educación de la Universidad de Harvard… Como proyectos cuyo ‘éxito’ se mediría en términos de universalización, al menos en nuestro siglo fracasarán. La Educación es un arma bajo control político, como lo son los enteógenos: no se pretende la evolución del ser humano, sino ciudadanos orwellianos y/o huxleyanos

 

¿Cómo se utiliza este libro?

Como ha quedado claro a lo largo de los apartados anteriores, y en éste en concreto explicita Greenberg, el fin del libro es el desarrollar las habilidades necesarias para:

  • Identificar nuestros sentimientos y emociones internas, dándoles sentido (significado) y emplear las saludables de forma adaptativa, y para la resolución de problemas.
  • Reconocer los patrones improductivos de respuesta emocional, e interrumpirlos.
  • Acceder a recursos internos de tipo emocional
  • Regular las emociones.
  • Aumentar el auto-apoyo.
  • Manejar y comprender las emociones de las personas de relevancia en tu entorno: pareja, hijos, etc.

2.- Las emociones: ¿para qué sirven?

 

La inteligencia de las emociones

Creo que la expresión “Tus emociones amplían… tu inteligencia… Tú eres más inteligente de lo que lo es tu intelecto por sí sólo.” (p. 55) es lo suficientemente expresiva como para que entendamos cómo las emociones constituyen para nosotros una extraordinaria fuente de información sobre el entorno que nos rodea, sobre otras personas y, por supuesto, sobre nosotros mismos. Además, resultan ser una magnífica guía para la toma de decisiones, reduciendo las opciones disponibles y la incertidumbre, son “procesos organizadores” y en la sinergia con la razón nos hacen más eficaces y adaptativos. Y por si todo ello fuera poco, nos impelen a la acción.

Para todo ello resulta vital tomar conciencia de las emociones, de forma que podamos otorgar significado a las experiencias y reflexionar acerca de los sentimientos. Se trata de “…reorganizar tu mundo conscientemente. Las emociones… exponen los problemas para que la razón los resuelva.” (p. 57)

 

Emoción y tiempo. Integrar pasado, presente y futuro

Resulta interesante la diferenciación que realiza entre “vivir en el presente” y “vivir para el presente”, desde el momento en que las emociones parecen encontrarse centradas en el presente e impulsarnos a la acción aquí y ahora y hacia metas inmediatas.

Vivir en el presente debe ser entendido como un proceso meditativo y sano, que nos hace ser conscientes de nuestras reacciones emocionales inmediatas, y que nos proporciona orientación y energía; y no como dejarse llevar por la impulsividad y el principio del placer, sin considerar las consecuencias, que sería el equivalente a un “vivir para el presente”.

Por otra parte, las emociones no pueden ser ajenas a lo que constituye nuestro pasado y a lo que forma parte de nuestro futuro. El influjo en el presente de lo que aconteció otrora, es imposible de desgajar del hoy (nuestra memoria emocional forma parte del registro de nuestra historia vital); tanto como el hecho de que nuestras acciones hoy, ejercerán su influencia sobre el mañana, además de que las emociones se ponen al servicio del pensamiento, al anticipar el futuro (esta anticipación será adaptativa en tanto en cuanto conduzca a planificar y actuar para evitar problemas futuros, pero no cuando reaccionemos ante lo imaginado como si ya estuviera ocurriendo realmente…

El impulso de la emoción debe escuchar al pensamiento, que nos hablará sobre las posibles consecuencias futuras de nuestras acciones).

Me ha parecido muy interesante y apropiada la siguiente afirmación: “tus emociones primarias. Te dicen cómo estás reaccionando, con cómo deberías o te gustaría reaccionar, sino cómo el ser que de verdad eres está reaccionando.” (p.62)

Y mucho más a tener en cuenta: que no podemos vivir sólo al dictado de nuestras emociones (conocimiento biológico), sino que debemos integrar con ellas nuestros conocimientos basados en el aprendizaje (personal, cultural) y tener en cuenta el contexto social (adaptación, realidad), así como el futuro (consecuencias a largo plazo).

 

El presente en el cuerpo

Tu experiencia del mundo tiene lugar en el presente, en el cuerpo” (p. 63).

 

Emoción y pensamiento

La emoción… es… una combinación de sentimientos corporales y pensamientos” (p. 64) o sea, sensaciones corporales y procesamiento mental acompañado de imágenes. Es en esta amalgama: sensaciones – pensamientos- imágenes, en la que debemos poner el foco para poder rentabilizar la información que portan.

 

Todos somos emocionalmente muy parecidos

Destaca aquí el autor la ‘universalidad de las expresiones faciales’: en cualquier cultura o  rincón del globo, independientemente de la época,  podemos reconocer en otros seres humanos las emociones, y ellos hacer lo mismo con nosotros, como si de un lenguaje común e innato se tratara… y eso a pesar del baño cultural que cada uno recibimos, y que nos llevará a ‘maquillar’ dichas expresiones para adaptar su expresión al contexto social en el que nos hallemos inmersos…

Esta es la tesis del autor, con la que se puede o no coincidir.

Es un debate que todavía se encuentra abierto y que desde mi punto de vista admite variadas lecturas. Al final siempre nos encontramos con el original Nature vs Nurture, y el principio de parsimonia nos hace optar por una visión integradora, que conjugue ambos aspectos: lo biológico y/o heredado y lo asimilado culturalmente…

 

Las emociones adaptativas en funcionamiento. Un resumen de lo que las emociones hacen por ti. Las emociones también ayudan a aprender.

Entre las  funciones de las emociones que destaca Leslie, se encuentran el ser: señales para nosotros mismos y para los otros; mecanismos que nos preparan para la acción; auténticos vigilantes del estado de nuestras relaciones; evaluadores de cómo nos van las cosas…

Siendo importante prestar atención a las emociones, debemos tener en cuenta que no siempre la expresión de la emoción soluciona un problema, y que saber cómo debemos actuar ante las señales que son, es fundamental. Y como siempre: “El pensamiento pone la emoción en perspectiva y hace que tenga sentido.” (p. 82) “…tienes que coordinar tus esfuerzos conscientes con tus impulsos automáticos.” (p. 83)

La expresión emocional debe resultar apropiada al contexto, sin tratar de interrumpirla o controlarla, pues hacerlo nos quita energía para la acción.

Por último, las emociones incrementan el aprendizaje (la velocidad de aprendizaje), al ‘marcar’ con su llamada de atención determinados contenidos.

 

Emociones desadaptativas

Aunque de forma sucinta, el autor reconoce que las emociones pueden ser desadaptativas en ciertas ocasiones, pudiendo llegar a provocarnos grandes dosis de incomodidad y/o sufrimiento… Lo que resulta evidente, y es precisamente el motivo de que las personas nos lancemos al intento de comprenderlas y gestionarlas adecuadamente.

 

Emociones una guía interna

Sección II: Las habilidades de la inteligencia emocional

 

3.- Llegar a conocer tus verdaderas emociones

Vuelve el autor a incidir sobre la idea de que “Del mismo modo que no todo pensamiento es necesariamente lógico, no todas las emociones son necesariamente inteligentes… tienes que aprender a diferenciar cuándo tus emociones son saludables… y cuándo son desadaptativas y resultan perjudiciales.” (p. 97)

Lo cierto es que tras casi cien páginas, hasta este tercer capítulo el autor no empieza a entrar en la materia práctica que se espera encontrar en él. Son páginas ‘de relleno’, para introducir el tema y poco más. Es a partir de este momento cuando la lectura puede hacerse más interesante y esperemos que a ser posible productiva (práctica).

 

Variedades en la experiencia y la expresión emocional

Este apartado ya comienza a darnos alguna señal de llamada de atención. Con el fin de entender qué tipo de emoción se está experimentando, y para qué sirve la información que contiene, partimos de la base de identificar en un contexto y situación determinada, si la experiencia emocional que vivenciamos es una emoción:

  • primaria adaptativa: sentimiento visceral adaptativo ó desadaptativa: sentimiento de malestar crónico.
  • secundaria: emoción reactiva o defensiva que ‘vela’ el sentimiento primario.
  • instrumental: emoción empleada con el fin de obtener algo que se desea, y de ese modo influencia o manipula.

 

Emociones primarias saludables

Entendidas como emociones básicas, respuestas fundamentales, respuestas viscerales, primeros sentimientos… Constituyen la fuente principal de la Inteligencia Emocional y son de gran valor para el bienestar y la supervivencia. Son emociones de rápida aparición y desaparición. Para poder aprovechar el conocimiento que de ellas emana, debemos antes deshacernos de posibles emociones secundarias defensivas que nos impiden verlas, o de emociones instrumentales, que ‘nos engañan’ sobre la realidad que vivenciamos.

Distinguimos:

  • Tristeza primaria saludable: sensación de dolor, de pérdida, de sentirse conmovido por una despedida o algo que termina, por compartir la pena o la desilusión. Tristeza libre de culpa. Puede acompañarse de llanto.

 

  • Enfado primario saludable: emoción poderosa y urgente, con gran impacto en las relaciones con los otros y en nuestro funcionamiento, puede servir para conservar o para destruir. [Una cuestión que aprecio fundamental es la distinción que realiza entre enfado y agresividad. La agresividad conlleva agresión, y no necesariamente enfado; y el sentirse enfadado no tiene por qué implicar comportarse de forma agresiva.] Suele dirigirse a corregir/prevenir comportamientos/situaciones, ser provocado por ofensas a uno mismo o a los seres cercanos, y se fundamenta en la creencia en que el otro podría haber actuado de otra forma. Se activa muchas veces de forma inconsciente, e incluso por elementos mediadores como cansancio, calor, estrés… Me resuena enormemente la reflexión que lleva a cabo sobre “…el enfado no resuelto acecha dentro de ti. El enfado que se lleva subterráneamente, con el tiempo, termina estallando de formas incontrolables y destructivas.” (p. 110) Es una cuestión que me fue prioritario abordar en mi naturaleza y en lo que trabajé desde el comienzo de mi evolución.

Una posible forma interiorizada de expresión del enfado es en ciertas ocasiones destructiva (en situaciones normales debe expresarse el enfado y marcar límites de forma adecuada, pero  a veces no nos resulta posible si hemos dormido muy poco, tenemos mucho calor, o estamos estresados… También cuando no tenemos la suficiente confianza, son situaciones de evaluación social, etc.: ahí  puede que vayas ‘cargándote’, no comuniques… y cuando ya no puedes más, de forma irremediable e inconsciente, explotas. Luego te culpas y te avergüenzas de tu escaso control… en esas situaciones en las que pasas por encima de ti mismo por agradar a otros, o por faltarte asertividad, o por estar al límite por las circunstancias (calor, estrés, fatiga…).

 

  • Miedo y ansiedad primarios saludables.

 

  • Vergüenza primaria saludable: Interesante el ver la parte adaptativa de la vergüenza, en relación a que nos da un toque de atención para que no violemos nuestros valores, los de la sociedad en la que estamos inmersos, o las reglas sociales, etc. Me resuena la vergüenza infantil de los intentos del niño por llamar la atención sobre sus habilidades o destrezas y su entusiasmo por sus éxitos… y no lograr la atención deseada.

 

Emociones primarias no saludables

Emociones primarias que devienen no sanas, en general debido a un aprendizaje previo, tras experiencias traumáticas o simplemente dolorosas del pasado, y que actúan en el presente…

  • Tristeza primaria no saludable: muy resonante para mí “…se parece más a experienciar la esencia de los recuerdos emocionales de tristeza de toda una vida. Cuanto mayor eres, más profundo es el pozo.” (p. 117) y la metáfora del pozo… muy gráfica.

 

  • Enfado primario no saludable: con el que me he sentido identificado en muchas ocasiones…

 

  • Sentimientos primarios no saludables de miedo y ansiedad: muy clarificador, en relación a la ansiedad no adaptativa, ese “sentimiento básico de ser ineficaz… temer ser juzgado… sentir abandono o rechazado.” (p. 124)

 

  • Vergüenza primaria no saludable: “…puedes sentirte humillado… esa vergüenza viene de una historia en la que uno ha sido avergonzado y forma parte de una sensación primordial de carecer de valía, de ser inferior… tratas de encubrirla utilizando otro comportamiento. Por ejemplo, ante el más mínimo comentario negativo, te pones furioso y explotas.” (p. 125)

 

Aprender a conocer aquellos sentimientos que ocultan tus sentimientos verdaderos

La tristeza como emoción secundaria. El enfado como emoción secundaria. El miedo y la ansiedad como emociones secundarias. La vergüenza y el bochorno que se esconden.

Las emociones secundarias son un tipo de emoción que responde a un sentimiento o pensamiento más primario. Resultan problemáticas porque, a menudo, ocultan lo que estás sintiendo en lo más profundo.” (p. 127)

¿Te toca de lleno? ¿En cuántas ocasiones tus enfados y estallidos de cólera provienen del hecho de ocultar otras emociones, como pueden ser el miedo, la vergüenza, etc.?

Las cuestiones a las que se hace referencia, resultan lamentablemente muy familiares: negarse a aceptar y rechazar lo que realmente estás sintiendo, lo que te hace sentir mal contigo mismo, y no responder adecuadamente, o quejarse, o sentirse culpable al juzgar tus necesidades como ‘malas’; te asusta tu propio enfado, te avergüenza tu miedo o te enfadas por tu debilidad; otras veces ni tan siquiera eres capaz de reconocer tus emociones centrales y te dejas ‘engañar’ por las secundarias…

¿Te reconoces en la tristeza tipo desesperanza generalizada, y en la de autocrítica, e incluso en la de victimización…?

¿El enfado secundario te resulta también un viejo conocido que suele visitarte con frecuencia… pese a no ser invitado de agrado alguno? ¿Se cumple en ti eso de que “…las reacciones de enfado enmascaran sentimientos subyacentes de dolor o impotencia.” (p. 134) Quizás te ocurra en la relación de pareja, y también con asuntos relacionados con la injusticia / inutilidad / incapacidad de las administraciones públicas y sus organismos y personal… El enfado es en una válvula de escape que te aparta “…de la conciencia otros sentimientos, como el miedo o el dolor, que pueden ser más desagradables.” (p134 -135) Quizás te veas también en la reacción de ira causada por la pérdida de auto-estima, los sentimientos de haber sido herido por el rechazo o el no ser valioso…

Respecto a la ansiedad secundaria (tener expectativas catastróficas respecto al futuro), ¿es relevante en ti?

La vergüenza secundaria, con juicios negativos hacia ti mismo, auto-crítica, sintiéndote ‘tonto’, expuesto, en situaciones sociales en las que imaginas lo que otros estarán pensando de ti… Y por supuesto, también “con la incapacidad de aceptar la debilidad y la vulnerabilidad.” (p. 140)

 

Emociones instrumentales. Tristeza instrumental. Enfado instrumental. Miedo y vergüenza instrumentales. Emociones complejas. Emociones “relacionadas con lo interno” y “relacionadas con lo externo”.

Tratar la cuestión de las emociones instrumentales te pone ante un atolladero, porque… ¿hasta qué punto tus enfados y arranques de ira, no han pasado a formar parte ya de tu personalidad por cumplir una función instrumental sobre la cual no has llegado a reflexionar todavía?

En cierta medida, el enfado ¿se ha convertido en ti en un estilo emocional que desarrollas en innumerables ocasiones, sin ser consciente de ello, y que con frecuencia, más de la que quisieras, ha contribuido a alejar de ti a algunas personas…?

Nuevamente se trata de que pongas conciencia en lo que verdaderamente estás sintiendo, que reconozcas y valides tu enfado, y expreses lo que es genuino y de la forma adecuada al contexto y a la situación.

Aunque las emociones instrumentales de miedo y vergüenza son menos habituales, y de hecho quizás no te ‘veas’ en el miedo instrumental, sí te reconozcas en ocasiones en la vergüenza instrumental: en entornos como el Ejército, en la empresa, en incluso en círculos sociales donde reina la political correctness, “finges estar abochornado con el propósito de ofrecer una apariencia apropiada socialmente. Esto es gestión de imagen y rol.” (p. 146) Y bien pensado… ¿quién no? Hablamos a veces de supervivencia y adaptación…

En lo que respecta a las emociones complejas como la culpa, la envidia, o el bochorno, etc. tal vez te veas en al menos esas tres, aunque lo que ya no tengas tan claro sea la cantidad de información que extraes de ellas, o más bien su calidad.

Interesante la conceptualización de emociones externas, como aquellas en las que hay una situación real en el momento presente; y emociones internas, como aquellas relacionadas con el pasado y el futuro, más relacionadas con las creencias sobre uno mismo.

La conclusión con la que se cierra el capítulo es en apariencia sencilla, pues es fácil de comprender… pero más complicada de llevar a la práctica diaria. Podría resumirse el trabajo emocional del siguiente modo:

  1. Ser consciente de lo que estoy sintiendo.
  2. Evaluar si lo que estoy sintiendo es una emoción central saludable o no lo es*.
  3. Dejarme o no guiar por ella, en función del resultado anterior.

*Si no lo es, debo explorarla hasta llegar a la emoción central saludable que haya tras la secundaria / instrumental / etc.

Resulta de gran ayuda la Hoja de Práctica para Adquirir Conciencia de los Episodios Emocionales, que figura en la p. 150.

 

El proceso emocional básico

La teoría de inteligencia emocional que Greenberg describe en este libro se basa en la gestión de nuestras emociones en forma de un proceso fundamentado en ocho principios que se distribuyen en dos fases.

  • En la primera fase, se trata de acceder a las emociones.
  • En la segunda fase, de salir del lugar emocional al que hemos llegado (“…transformar tus sentimientos y seguir adelante.” (p. 151)

Esta parte del libro tiene ya una aplicación eminentemente práctica, y aquí es donde comienza a saborearse con más gusto, pues no sólo da respuestas, sino que ayuda en la transformación mediante instrucciones muy claras y sencillas.

El proceso básico, resumido y esquematizado:

  1. Escucha tu cuerpo.
  2. Permítete sentir la emoción.
  3. Ponle nombre al sentimiento.
  4. Identifica tu sentimiento más básico.
  5. Establece si tu sentimiento es o no saludable.
  6. Identifica la voz negativa y los pensamientos destructivos.
  7. Busca tu voz sana basada en sentimientos primarios adaptativos y en necesidades que pueden estar ahí.
  8. Transforma los sentimientos y las creencias que no son saludables.

Es importante identificar los bloqueos que en el proceso básico puedan estar afectando: intensa auto-crítica y auto-manipulación; represión y evitación de la experiencia y la expresión emocional; temas sin resolver con personas significativas; recuerdos dolorosos y traumáticos; la fragilidad y la vulnerabilidad extremas y completas; etc.

Interesante la Hoja de práctica de re-estructuración emocional (p.183):

 

Fase I – Acceder

Implica “…acceder a tus sentimientos y aceptarlos… hace falta que sientas tus emociones antes de que las puedas cambiar.” (p. 153)

Incluye:

  1. Ser consciente de tus emociones: prestarles atención, encontrar la manera de describirlas, establecer contacto con las sensaciones, ser consciente de los pensamientos que las acompañan.
  2. Dar la bienvenida a tu experiencia emocional: “La emoción dice más de ti que de la realidad.” “Las emociones no son conclusiones finales, razonadas, que tienes que llevar a la acción.” (p. 155) Se trata de permitirse sentir la experiencia emocional sin interferir con ella, ni bloquearla, ni evitarla… Lo cual no conlleva indefectiblemente el actuar siguiéndola. Esta parte conlleva para mí gran dificultad porque me encallo en “Una vez que hayas permitido que el sentimiento se desarrolle y le hayas encontrado sentido, podrás decidir cuándo decirle a los demás cómo te sientes y cuándo no. Entonces serás capaz de expresar tus sentimientos de la forma más apropiada al contexto en el que te encuentras.” (p. 156)
  3. Describir tus emociones con palabras: “Ponerle nombre a tu emoción, es el primer paso para la regulación de tus emociones.” (p. 157)Proporciona sensación de control, y con ella la idea de que podemos hacer algo al respecto; así como al ser un ‘acto de separación’ del sentimiento, lo pone en perspectiva. En un terreno más profundo, poner palabras a la experiencia, ayuda a superar los traumas.
  4. Identificar tu experiencia primaria: observar los “sentimientos que están en la periferia de la conciencia.” (p. 159)
  5. Evaluar si un sentimiento primario es saludable o no: si lo es, utilizarlo como guía para la acción; si no lo es, modificarlo. Aquí el autor ya nos da ciertas claves para identificar las emociones desadaptativas. Incluso propone que ha llegado a la conclusión de que los sentimientos centrales desadaptativos están relacionados, por lo general, con:
    1. YO NO VALGO. No sentirse valioso y sí un fracaso. [Vergüenza]
    2. YO SOY DÉBIL. Sentirse frágil e inseguro si no se tiene apoyo externo. [Miedo]

Para cambiarlos tienes que adentrarte en el defecto fundamental que hay en la visión que tienes de ti mismo, e identificar la vulnerabilidad central que te conduce a tanto miedo y vergüenza.” (p. 163)

También nos recuerda que a través de los sueños puede sernos posible identificar la experiencia primaria desadaptativa.

Me quedo también con que:

Todos tenemos la necesidad de que nos valoren y todos necesitamos que nos validen para tener una sensación de nuestra propia valía.” (p. 164)

 

Puedes lleguar a creer que la forma de valorarte a ti mismo pasa por considerar que no necesitas valoración / validación de nadie en ningún momento… Y una cosa es no depender permanentemente y de forma exclusiva de esa valoración / validación, y otra muy distinta rechazarla por completo.

 

Fase II – Salir

Incluye:

  1. Identificar los pensamientos destructivos que acompañan a la emoción desadaptativa: con frecuencia aprendidos, y que semejan una voz interior cruel, despectiva, despiadada y crítica, aunque a veces se vista de ‘entrenador eficaz’ o de ‘protector’. Ayuda a contrarrestarla el expresarse en voz alta como si se fuera esa voz, y así hacerse consciente de su exceso e
  2. Encontrar emociones y necesidades adaptativas alternativas: respirar, identificar la emoción subdominante que se halla detrás de la emoción dominante, reconocer tus necesidades, preguntarte qué puedes hacer para obtener parte de lo que necesitas. No es un proceso intelectual, sino de sentimiento.
  3. Transformar la emoción desadaptativa y los pensamientos destructivos: hay que cuestionar las creencias negativas con la ayuda de los sentimientos y necesidades saludables; superar el estado negativo con la emoción central saludable; permitir que el lado más saludable y positivo contacte con el lado menos sano.

 

Identificar emociones centrales adaptativas

Dos momentos cruciales en el proceso básico. Evaluar si tu emoción es una emoción primaria. Identificar sentimientos secundarios e instrumentales. Evaluar si tu sentimiento es adaptativo o desadaptativo.

Se ahonda en dos momentos fundamentales que se dan en el proceso anteriormente tratado, durante la Fase I:

  • Identificar si tu emoción es una emoción central: y lo será si es surgida en el instante, como respuesta a circunstancias cambiantes, y deprende frescura y novedad. Es un sentimiento vital. Genera apertura y sensación de vulnerabilidad.
  • Evaluar si dicha emoción es adaptativa o desadaptativa.

 

Dolor emocional

Trata Greenberg aquí una emoción que siendo en apariencia desadaptativa, por sus devastadores efectos, es sin embargo adaptativa: es una respuesta ante la pérdida o el trauma, y que informa de que se ha sufrido un daño. La experiencia primaria de dolor es la ‘ruptura’: “un sentimiento de estar roto en pedazos, hecho añicos.” (p. 205) Por suerte no he experimentado aún ese tipo de dolor, tan intenso e interno, que amenaza con acabar con todo lo que uno es…

El tránsito por el dolor requiere sentir los sentimientos de dolor: acceder a ellos, permitírselos, y finalmente aceptarlos como parte de uno mismo…

Me parece interesante la reflexión y afirmación de que debemos ser capaces de “…abandonar la lucha contra lo inevitable y de aceptar sentimientos de desesperanza e impotencia…” (p. 208) porque así “ podrás dejar partir estrategias que no son viables y metas inalcanzables… reconocer sentimientos de desesperanza o impotencia implica abandonar esfuerzos inútiles y reorganizarse.” (p. 208)

Sin llegar al extremo del dolor auténtico, pero sí de un dolor del fracaso o la pérdida de una criatura durante muchos años amamantada con mi sangre, cuando decidí  vender mi periódico a un grupo empresarial de medios de comunicación (o sea, ‘dejar ir’ mi proyecto ellibrepensador.com) por el esfuerzo inútil que me suponía, y reorganizarme, perdiendo toda esperanza de convertirlo en un medio de mayor peso, paradójicamente renació en mí la esperanza de ‘otra vida’ posible, de liberarme de cadenas oxidadas, y poder volar libre de nuevo…

 

Dos maneras diferentes de hacerte consciente de tus sentimientos primarios

La emoción y la conciencia trabajan juntas… Integrar la emoción y la razón es… la clave básica de la vida cotidiana.” (p. 211)

 

Dos tipos de conciencia emocional. Describir y expresar emociones claras. El aspecto creador.  Los sentimientos son complejos.

Indica Greenberg que existen dos vías principales a través de las cuales podemos darnos cuenta de lo que sentimos, pero que ambas pasan a través del cuerpo como mediador.

Una primera se produce cuando el sentimiento, la sensación es fuerte y se nos presenta explícitamente, de forma clara y contundente, de forma que en cuanto se le presta  atención se puede describir y expresar. Interesante me resulta el que considere que al interactuar y ser consciente de los sentimientos emergentes, entonces no es sólo que sean descubiertos, sino ¡que son creados! Es decir, tanto la historia que creamos para explicarnos la respuesta, como los significados que creamos al describir en palabras, dan forma a los sentimientos…

…estás siempre combinando muchos elementos de sensación, percepción y pensamiento para formar un sentimiento.” (p. 215)

En la segunda, el sentimiento / sensación no se hace explícito, sino que está implícito en el cuerpo, y obliga a una exploración interna que denomina ‘búsqueda experiencial del sentimiento’. “Ahí hay algo, pero tú no sabes todavía lo que es.” (p. 212) “…no suele tratarse de una emoción básica… Más bien, es un significado –  sentido complejo…” (p. 213)

 

Los sentimientos son información, no una conclusión

Creo que es muy importante de cara a trabajar cognitivamente con el malestar que pueden generar determinados sentimientos, el hecho de considerarlos como mera información (experiencia emocional) que forma parte de un proceso, y no como Decisión / Verdad / Rumbo de Acción / Conclusión.

Y sobre todo, tener en consideración que no resulta aconsejable decidir y actuar como resultado de la emoción.

Quizás éste ha sido uno de mis errores del pasado: dejarme llevar en exceso por la emoción, y decidir y actuar en base a ella. Cierto es que ‘gracias’ a esta forma de actuar estoy donde estoy y he logrado ciertas cosas que de otra forma no hubiera logrado… pero estoy seguro de que actuar de forma tan impulsiva, visceral, también me ha hecho perder muchas otras por el camino…

He sido en exceso reactivo ante las circunstancias, lo cual es contrario a emplear la inteligencia emocional. De hecho he sido reactivo en el amor, en la amistad, en lo profesional… y aun hoy, albergo dudas razonables sobre lo anterior, de modo tal que en las situaciones críticas en mi vida, realmente las emociones me han guiado, pero pasando por el filtro de la razón, ayudándome a saber lo que quería, necesitaba y qué metas debía fijarme y el modo de alcanzarlas… por muy irracional, osado, incierto o arriesgado que pudiera parecer el cómo lograr mis objetivos… Sí, pensándolo bien, me he dejado llevar por las emociones en situaciones más cotidianas, y guiar en situaciones más excepcionales y poco habituales, pero que requerían de decisiones valientes y nada comunes.

Emites juicios y creas verdades absolutas…. Muchas veces no te tomas el tiempo para sentir la emoción con la suficiente profundidad como para recibir su mensaje o para comprender lo que está tratando de decirte. Es probable que hayas crecido aprendiendo a pensar o a actuar, pero no a sentir.” (p. 217) Quizás… en el día a día… nos haya ocurrido, ¿no?

Interesante es también la llamada de atención no sólo a focalizarse y adentrarse en la emoción, sino a tener la capacidad de salir de ella a voluntad, para no quedarse atrapado en ella. “gobernar conscientemente tu cerebro emocional.” (p. 220), máxime cuando se trata de emociones incontroladas o sentimientos perturbadores, que nos hacen sentir abrumados;  y cambiar el foco “de ser una víctima del sentimiento a observarlo” (p.228) para lo que ayuda el distanciarse.

 

Focalizar en emociones que se sienten vagamente. El  proceso de cambio.

Tanto si se siente algo de forma difusa, como si no se siente nada, o cuando no se sabe ni lo que se quiere o se siente, podemos aplicar el focusing.

Muy interesante el proceso de permanecer en el sentimiento de forma suave, dulce, amable, dándole la bienvenida; prestando atención a las imágenes que puedan venir; a lo que emerge: y ver si lo que emerge encaja o no. Si encaja, entonces la sensación corporal nos lo confirmará: la tensión se reducirá o desaparecerá, sentiremos liberación, ‘entrará más aire’… Si en cambio no encaja: será una excusa, un auto-engaño, el cuerpo nos lo indicará con más tensión, con incomodidad, con bloqueos…

Viviremos dos fases:

1) de prestar atención al sentimiento genuino y

2) de ’lo novedoso’ que viene tras prestar atención a las alternativas internas, basadas en emociones centrales saludables.

 

Emociones una guía interna

Sección III: Aplicar las habilidades de la inteligencia emocional

 

La psicoterapia trata, predominantemente, del cambio y de encontrar soluciones a los problemas emocionales.” (p. 255)

…de todas las emociones que las personas trabajan en terapia, el enfado, la tristeza, el miedo y la vergüenza son, con diferencia, la fuente más frecuente de problemas.” (p. 255)

 

Otras lecciones de la psicoterapia relacionadas con el enfado y la tristeza

El enfado sin resolver. La tristeza sin expresar

Capítulo muy interesante en la parte referente al enfado, tanto en su vertiente directa como emoción que enmascara o proviene de otra como la tristeza, la vergüenza, el miedo…

 

Las emociones en la pareja

Las emociones de vínculo son la base de las relaciones. Crear intimidad. Cómo empiezan los problemas en las parejas. Ciclos destructivos en las parejas.  Manejar el dolor y el enfado: los dos elementos principales que crean el muro de aislamiento.

Las indicaciones que el autor da en esta cuestión, la de relación de pareja, vitales: “Es importante que ambos componentes de la pareja sean conscientes de sus sentimientos primarios y los expresen, en lugar de mostrar sus reacciones secundarias, defensivas o autoprotectoras.” (p. 283)

Respecto a Cómo empiezan los problemas en las parejas, creo que el autor toca dos de las principales escolleras con las que nos encontramos ‘los emparejados’:

1) “Si mi pareja realmente me quisiera, sabría siempre lo que necesito…” y

2) “Si yo pudiera conseguir que mi pareja cambiara…”.

 

Al final hay un problema de comunicación, de expectativas… de ajuste, de respeto… de entrar en el bucle de ciclos destructivos, que vuelven una y otra vez, tras parecer resolverse. Sí, como dice Greenberg, parece “una danza demencial.” (p. 289) Creo que es una metáfora adecuada.

Posiblemente reconozcas en tu relación de pareja todos los posibles ciclos: persecución / distanciamiento, dominación / sumisión, culpa / retirada,  vergüenza / ira

No dudo que habrás llegado a la fase de desilusión… y más allá.

Habrás visto cómo el dolor y el enfado mutaban en culpa y desprecio. Expresais dolor y enfado avergonzando al otro, denigrándolo, o machacándolo con exigencia o control…

Quizás sea lo más difícil a lo que te hayas enfrentado jamás. No es un reto, más bien parece una misión imposible…

La solución para el dolor y el enfado requiere separar la tristeza del enfado… El enfado debe ser una afirmación de límites claros y la tristeza debe ser una petición de consuelo, no acompañada de exigencia.” (p. 300)

 

Qué hacer cuando tienes problemas

Fácil de listar, complicado en la práctica: aprender a expresar los sentimientos centrales de dolor; apropiarte de tus sentimientos; consolarte a ti mismo; apreciar a tu pareja.

 

 

Conclusión: aplicar la inteligencia emocional a la vida cotidiana

 

Conciencia emocional. Empatía con las emociones de otras personas. Reflexionar. Regulación emocional. Regular los impulsos y las respuestas emocionales

 

Este capítulo supone una recopilación de las ideas que se han ido exponiendo a lo largo de las páginas del libro, en torno a integrar cabeza y corazón en el día a día, lo que implica desarrollar mayor:

  • Autoconciencia sobre las propias emociones.
  • Empatía hacia los sentimientos propios y los de los otros.
  • Habilidad para encontrar sentido a las emociones que experimentas.
  • Capacidad de auto-consuelo y auto-regulación emocional.

 

Finalmente, se trata en todo caso de empeños ambiciosos todos ellos, en los que me encuentro, y seguramente tú también te encuentras… ¿Te acompaño?

Por Raúl Tristán

Psicólogo Sanitario Col. A-03021. Director del Centro para la Salud Mental y el Bienestar Emocional 'Escuela de Vida GAIA'.

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