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¿Qué significa ser un emprendedor de éxito?

Emprendedor ‘de éxito’

Se trata de un concepto complejo que no significa lo mismo para todos

Foto: Pixabay

Pocas palabras hay en castellano que llamen a la acción e inspiren tanto como «éxito».

Por regla general, los humanos soñamos día y noche con «alcanzar el éxito».

Aun los más modestos de nosotros, los más reacios a fanfarrias y a laureles, o los mayores outsiders, cada cual a su modo, imagina en alguna ocasión haber logrado ‘hacer cima’, y fantasea con la idea de que sus dedos hayan acariciado las nevadas cumbres de su vida, más allá de las cuales nada puede ya elevarse.

El emprendedor y el éxito

El campo empresarial no podía ser ajeno a esta realidad, y por ello no hay emprendedor en cuyo plan de negocio no figure escrita, con tinta invisible a los ojos ajenos, pero en letras capitales a los de uno mismo, la palabra ‘ÉXITO’. Es la meta final, el objetivo último.

Así, nos resulta inimaginable creer que quien emprende un negocio no haya pensado, aunque sea tan sólo por algunos escasos instantes, con el momento mágico de alcanzar el éxito. Pero, ¿acaso todos los emprendedores tienen claro qué significa ‘alcanzar el éxito’? La gran mayoría de ellos relacionará el éxito empresarial, de forma casi que inmediata, con lograr la supremacía en su área de negocio, con dominar el mercado, con obtener millones de euros en beneficios y llevar a la empresa a un crecimiento exponencial… Y sin embargo ¿es eso todo?

Concepto complejo

Foto: Pixabay

No, porque como decían unos conocidos dibujos animados: «No se vayan todavía, amigos. Aún hay más». La realidad es mucho más compleja de lo que aparenta. Y es que el éxito no es un componente de la aventura empresarial ni estático ni homogéneo. Y tampoco es un concepto cuya comprensión pueda obedecer a una definición única, uniforme, claramente establecida y de validez universal.

La noción de éxito responde siempre a variables personales del emprendedor/empresario en el transcurso su evolución vital. Y para que te sirva de ejemplo ilustrativo, voy a contarte una breve historia:

Juan y sus dos socios, Pedro y Andrés, deciden montar una pizzería: ‘Pizzaswing’. Los tres tienen en su mente la idea de éxito siguiente: lograr rentabilizar su establecimiento y convertirlo en referente en su ciudad, Málaga. Pasa el tiempo, y al cabo de tres años, su primer ‘éxito’ ha sido alcanzado. Para entonces, Juan sueña ya con franquiciar la enseña e implantar una cadena de pizzerías a nivel nacional. Pedro, por su parte, se ha casado, va a tener un bebé, y cree llegado el momento de retirarse del negocio, vender su parte y buscar un trabajo más estable y menos exigente. Por último, Andrés no quiere saber nada de la ampliación del negocio, él simplemente es feliz haciendo pizzas en su malagueño ‘Pizzaswing’. Los tres socios llegan, afortunadamente y por extraño que pueda parecer, a un acuerdo win-win: Juan compra a Pedro su participación en el negocio, quien se lleva dinero contante y sonante a su casa y se pone a trabajar de mensajero en una agencia de transporte urgente. Juan también adquiere la parte de Andrés, pero llegando a un acuerdo por el cual el primer local, ese en el que tanto disfruta Andrés, sito en Málaga, quedará como primer local franquiciado a cargo de éste, y con unas condiciones ventajosas para él.

Pasan cinco años más, y Juan es ya propietario de una cadena formada por más de 100 pizzerías. El negocio de Juan va viento en popa; Andrés, siempre con una sonrisa en la boca, sigue dándole vueltas en el aire a la masa de pizza en su Málaga natal, su local se ha convertido en el que más factura de la enseña, gracias a la simpatía y gracejo de su propietario, ingredientes principales de su arte culinario. Y Pedro… Pedro va a ser papá por tercera vez, y continúa trabajando de mensajero.

¿Quién tuvo éxito?

Y ahora, ¿te atreves a decirme quién de los tres ha alcanzado el ‘éxito’? ¿Juan con su emporio pizzero, Andrés con sus manos en la masa, o Pedro con su retirada del proyecto y su familia numerosa? Yo te lo digo: los tres han alcanzado el éxito. ¿Y sabes por qué pienso así?

El concepto de éxito es personal, único, intransferible. Cada persona tiene, en un momento preciso de su vida, su propia noción de éxito: válida para ese individuo, en ese ciclo vital concreto.

Eso sí: las nociones de los demás, son igual de válidas (para ellos) y respetables (por todos) (salvo contadas excepciones, que también las hay).

Una persona puede entender el éxito como ‘fabricar dinero’ a espuertas; para otra, quizás no sea sólo eso. Alguien puede ver el éxito en hacer crecer y crecer su negocio, mientras que otro puede verlo en lograr vivir de él si grandes esfuerzos ni sobresaltos, dignamente en lo económico aunque sin grandes alharacas, y manteniéndolo a una a escala controlable. El éxito puede ser crear una empresa que devuelva a la sociedad su valor multiplicado por mil o simplemente que ofrezca un servicio necesario a un precio razonable.

Éxito puede ser vivir por y para tu negocio exclusivamente; o dedicar tan solo el tiempo imprescindible al mismo, sin dejar que te esclavice y disfrutar de tu familia y de tu ocio? Éxito puede ser levantar una empresa éticamente responsable y solidaria, una gran corporación internacional, o una modesta tienda de chuches de barrio. Éxito puede ser que tu negocio te permita comprarte la mansión junto al mar Egeo con la que soñabas, y el deportivo de lujo del que sólo se han fabricado tres en el mundo, o que pese a poder permitirte todo eso y más continúes disfrutando tu utilitario de hace veinte años y veraneando en un camping en la Costa Brava. Éxito puede ser ir edificando y vendiendo una empresa tras otra, o mantenerse en una única para siempre jamás… Porque en el fondo, aunque no lo creas, el éxito es la felicidad.

Éxito, es aquello que tú consideras te acerca más a la felicidad. A TÚ felicidad.

Así que voy a aconsejarte que siempre que inicies un proyecto empresarial, y a lo largo de las diferentes etapas del mismo, te preguntes de forma directa, frente a un espejo de cuerpo entero, y a ser posible, tal y como tu madre te trajo al mundo, para que el engañoso brillo de los bienes materiales, de la fama, del poder, del sexo o del dinero no condicionen tu respuesta: ¿Estoy conduciendo mi proyecto empresarial por el camino que me lleva a MI ÉXITO (MI FELICIDAD), o estoy dejando que mi vida la dirija la idea de éxito que los demás tienen?

Respóndete con sinceridad, sin hacerte trampas y sobre todo, respóndete para ser feliz.

[Artículo publicado en mi columna de opinión en elEconomista.es el 10/11/2015]

Por Raúl Tristán

Psicólogo Sanitario Col. A-03021. Director del Centro para la Salud Mental y el Bienestar Emocional 'Escuela de Vida GAIA'.

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