El arte de vivir, Thich Nhat Hahn

El arte de vivir

Un torbellino ante Thich Nhat Hahn

Un torbellino ante Thich Nhat Hahn

Mi vida ha sido un torbellino arrollador de crisis vitales. A lo largo de todos estos años, la mayor constante, la única referencia absoluta, era yo. Todo lo demás a mi alrededor giraba, se desplazaba, llegaba y desaparecía.

Lo que ayer era nada, hoy lo era todo, y mañana volvía a ser de nuevo nada, tan solo un recuerdo efímero, una brizna de hierba cortada en el prado, una hoja seca llevada en volandas por el viento…

Lo que ayer cobraba la mayor de las importancias, hoy era un asunto trivial, y mañana tan sólo una línea más a añadir a un extenso currículo que se extendía y extendía, como queriendo abarcar hasta más allá de la columnas de Hércules.

Sólo yo como referencia, en un océano de dudas, en un movimiento sinfín de la veleta, en una desaforada carrera hacia el abismo, en un caminar sin rumbo, en un andar buscando la salida de la habitación con una venda puesta ante los ojos…

La única referencia, yo… cuando trágicamente no sabía ni quién era ese yo que se empeñaba en ser el supuesto dueño de mi vida, pretendiendo guiar mis pasos de forma errática, ebrio de soberbia, de insatisfacción, de ignorancia…

Thich Nhat Hahn el arte de vivirTras decenas de máscaras arrojadas al fuego, de unos cuántos muchos prejuicios y clichés echados por tierra, y de varias armaduras herrumbrosas (pero que aparecían hermosas a mis ojos) desmontadas pieza a pieza, y enviadas al herrero para reconvertirlas en trajes verdaderamente útiles y capaces de adaptarse a las circunstancias, aquí estoy, hoy y ahora, frente a uno de esos grandes maestros con los que, cada cierto tiempo, la humanidad tiene el privilegio de compartir espacio y tiempo, esos dos conceptos tan vacuos como irreales.

Sentado en mi escritorio, ante mí se abren las páginas del (pen)último libro del maestro zen Thich Nhat Hahn, El arte de vivir, editado para España por Urano. «Elige la paz y la libertad. Aquí y ahora», reza el subtítulo.

Sincronicidades: el aquí y el ahora son hoy dos de las constantes que han venido a llenar el vacío de la insatisfacción vital, poniendo ante mí algunas de las respuestas que necesitaba para dar sentido a mi existencia.

«Mientras estemos inquietos y la mente se agite, no seremos capaces de ver la realidad con claridad«, nos dice Thay, trayendo a mi memoria las palabras de Brenda Shoshanna, que nos habla sobre lo que denomina ‘la mente simiesca’, que «(…) está siempre inquieta, saltando de una cosa a la siguiente, parloteando sin descanso, deseando, temiendo, presa de la insatisfacción, malbaratando todo lo que tiene a mano. Enjuicia, rechaza, desordena, y está siempre convencida de que sólo ella tiene razón«.

Lo que Thich Nhat Hahn nos trae en El arte de vivir es calma para la mente, porque «Es fácil hacer que la mente se calme«, asegura haciendo frente a los más escépticos, y para ello nos ofrece el regalo de siete sencillas meditaciones basadas en el budismo zen. Además, este manual para entrenarnos en cómo vivir se halla salpicado de sencillas prácticas meditativas para llevar a cabo, entre las que se encuentra la indispensable respiración consciente, a través de ellas grabaremos en nosotros la esencia de las palabras, para no arriesgarnos a que se nos queden perdidas en el dominio de la mente.

Las siete meditaciones

Estas siete prácticas transformadoras son la concentración sobre el vacío, en la comprensión de que «al librarnos de la idea de separación, brota en nosotros la compasión», que nada se pierde, o que no hay actor alguno tras nuestros actos, que la fuerza vital y la conciencia se encuentran por doquier alrededor nuestro; la concentración sobre la ausencia de signo, por la que la verdad subyacente da cuenta de la misma existencia, pese a la variación de la apariencia; y la concentración sobre la ausencia de objetivo, porque «(…) este momento presente es el único en el que puedes encontrar todo lo que buscas… ya eres todo lo que quieres llegar a ser», lo que no nos convierte en seres paralizados, sino que por el contrario, rompe las cadenas que nos atan a continuos y fantasmagóricos anhelos y deseos que perseguir, sin lograr la satisfacción ni aun con su consecución. Sé tú mismo, dirígete hacia tu sueño genuino, y no tendrás sensación de falta. Des-ocúpate, para no dejarte arrastrar. Detente y respira, para, porque eso es encontrar la paz.

«Perder el momento presente es perder tu única oportunidad de hallar la vida«.

«En ocasiones, no hacer algo es lo mejor que podemos hacer«.

«Cuando nos detenemos… parece que no esté ocurriendo nada, pero de hecho está ocurriendo todo. Estás profundamente instalado en el momento presente…«.

Esta insistencia del budismo zen en el poner conciencia en el momento presente, en el aquí y ahora, la encontraremos transmutada con Fritz Perls en pilar básico de una de las más importantes corrientes psicoterapéuticas de corte humanista que han visto la luz en el siglo XX: la Terapia Gestalt.

Hasta aquí Thich Nhat Hahn nos ha mostrado las meditaciones conocidas como las tres puertas de la liberación.

A ellas añade la impermanencia, gracias a la cual todo es posible; la no-ansia, porque si conectas con tu centro te dirás la verdad: ya tienes bastante, no necesitas malvivir enganchándote a engaños externos que nunca acaban de llenarte, no necesitas competir con nadie para ponerte siempre por delante; el soltar, el desenredarte de la telaraña de Maya, es la sabiduría de identificar todo lo que te está impidiendo vivir el momento presente, que no te está dejando alejarte del malestar, y que te mantiene apegado a lo que te provoca sufrimiento; y finalmente el nirvana…que no nos aguarda en otros mundos ni en otra vida, sino que es ahora.

He estado corriendo toda la vida para no llegar a ningún lado. Ahora quiero detenerme. Mi meta está en el aquí y el ahora, el único tiempo y lugar donde es posible la vida auténtica. Thich Nhat Hahn Clic para tuitear

Gracias, Thich Nhat Hahn, por transmitirnos el arte de vivir…

Y si tú quieres comenzar el camino… ¡Hazlo conmigo!

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[Publicado el 15/02/2018 en mi columna de El Economista.]

Acerca de Raúl Tristán

Psicólogo Sanitario Col. A-03021. Director del Centro para la Salud Mental y el Bienestar Emocional 'Escuela de Vida GAIA'.
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