Hay muchos como él, sueltos por despachos lujosos, viajando en coches oficiales blindados, y elevándose por encima del resto de los mortales como si de pequeños dioses se tratara.
Son las bestias amamantadas por el poder, que escupen a los demás su baba hedionda. Escoria condenada a pudrirse en su interior mientras al exterior intenta aparentar grandeza y el merecimiento de la veneración de los parias.
Tan solo repugnancia me inspiran.